domingo, 4 de diciembre de 2011

Ausencias

De todas las ausencias que he padecido en esta vida, la tuya es la más dolorosa, porque hay ausencias que el tiempo borra, que cura, que limpia, y sin embargo la tuya duele por triplicado, y no hay modo de borrarla o sanarla, es perenne por los siglos que pueda recordar.
Duele al momento de tu nacimiento, porque pensé que la ley de vida sería justa con nosotros y yo partiría antes que tú, porque verte crecer fué y es una memoria que el dolor nunca me podrá arrebatar. Duele cuando se supo que tu vida estaba en manos de un Dios apático y carente de humanidad, que por mucho implorarle hace oídos sordos a peticiones desesperadas, y no bastaron todos los rezos ni todas las veladoras para erradicar el mal que te poseía, la suerte estaba echada y no había manera de sobornarla para que nos regalara un As.
Duele aún más al momento de tu partida, porque en esos momentos nada es comprensible, todo se ralentiza, el mundo estalla en su totalidad, se resquebrajan muchas vidas al terminar la tuya, el odio instaura su régimen de dolor en el corazón sin permitirle siquiera bombear su pena, el llanto anega el alma y esta se ahoga en los porqués, buscando respuestas que nunca llegarán, las suplicas se vuelven reclamos, los sueños se pierden, los recuerdos no materializados pierden su tiempo, porque ya no tendrán ese tiempo natural que les pertenecía, porque el orden de las cosas se altera, porque ya no habrá una vida que contar, que compartir, que vivir, porque tu vida ha terminado, y con ella parte de la mía también ha muerto.
Ahora la única esperanza que sobrevive consiste en  encaminar mis pasos hacia tu encuentro, en ese tiempo sin tiempo, en ese lugar que no le pertenece a nadie pero que es del dominio público, en ese espacio en el que nadie ha estado y que sin embargo esperamos que estén todos, y es entonces cuando podré escuchar de nuevo tu sonrisa, y construir nuevos recuerdos, en ese lugar lejano al dolor, lejos de la tristeza, ahí donde las memorias no duelen, ahí donde eres libre, ahí donde esperas.


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