miércoles, 28 de marzo de 2012

Arribo

Llegamos con los bolsillos vacíos, con la vida cansada de esperar, de anhelar, de soñar. Llegamos con sonrisas falsas, con caretas que demostraban una felicidad irreal, basada en falsas esperanzas y pasados tormentosos. Llegamos extendiendo las manos para sentir aquella brisa que nos confirmara que estamos vivos, que aún respiramos, después de haber transitado por veredas que solo nos conducían a oasis que albergaban  paraísos artificiales, donde la quimera del tiempo distraia el alma para no sentir el dolor de la soledad, del tiempo ahogado en lamentos callados.

Los sendero del porvenir son misteriosos, el devenir de los días acortó las distancias que el destino no pudo solventar, las miradas no engañan y aquello que se escribió debe ser cumplido. Hay historias que deben ser contadas, amaneceres por descubrir,  puertas que deben abrirse para dejar salir los demonios que aprisionan la carne, es necesario pactar una tregua con los ángeles para que no nos nublen la razón, para que nos permitan ser menos cautelosos, para que al menos en esta ocasión y en este camino nos permitan hacer uso de la intuición, recordar aquello que dejamos tirado en otras vidas, recuperar esas historias que la muerte puso en suspensión.

Todo es como debe ser, y es momento de cumplir con los tiempos pactados, no hay mas retrasos, mas esperas, mas dilaciones, el camino es recto y ya estamos en el,  dejemos la ambivalencia de lado, desechemos los temores y expulsemos el miedo, por siempre será hoy, el ayer ya no importa.

jueves, 1 de marzo de 2012

Verdades

Dejemos de ser hipócritas, aceptemos abiertamente que somos unos egoístas, unos mentirosos, unos embaucadores, reconozcamos que no hay amor entre nosotros, no hay pasión, ya no existe aquella línea que nos unía, esa línea que creíamos infinita, atemporal, imborrable. Los cimientos que parecían firmes e indestructibles cedieron ante el brutal peso de la realidad, de los años que fueron carcomiendo los deseos, de los ayeres que no pudimos olvidar. Los celos llenaron los instantes, las horas y los días  con odio, con suposiciones vagas, con imágenes irreales de infidelidades no consumadas, y donde ayer imperaba la cordura ahora solo quedan los retratos de un presente que jamás existio, no hay espacio para la razón en el país de la locura.

Las cosas que nos ataban se fueron perdiendo en los olvidos de la memoria, aquellas visiones en donde trascendíamos el tiempo se han guardado en el cajón de los propósitos expirados. El futuro no solventa indecisiones, la vida no soporta arrebatos inútiles por cosas insignificantes, el malsano ejercicio de hacer tormentas de la nada desgastan hasta la paciencia mas férrea, gastamos el amor sin tener en cuenta que es una moneda cada vez más escasa, dimos un valor desmesurado a las apariencias, sin tener en cuenta que caíamos en el letargo de la mentira, construimos mundos basados en el que diran para esconder soledades que nos devoraban al cerrar la puerta, soledades que nos aislaron el uno del otro, soledades que mataron lo que había entre nosotros.

Ahora solo nos queda el vacío, el final, el ayer, la certeza de que el camino se ha divido. El único tiempo que tenemos es aquel que emplearemos para sanar las heridas, para levantar nuevos cimientos lejos el uno del otro, llegará el día en que la costumbre ya no genere nostalgia, en que el recuerdo no nos quite el aliento, llegará ese instante en el que haya paz al recordar lo que fuimos, lo que hicimos y compartimos, y no nos lamentaremos por lo que pudimos llegar a ser.